martes, 24 de mayo de 2011

¿QUE DISTINGUE A UN CRISTIANO DE UN PAGANO?

Pensamientos de Introducción

¿Qué es un Cristiano?, ¿Es el Cristianismo definido por herencia étnica, lealtad política, por vivir de acuerdo a cierto número de reglas, o por la asistencia a algunos rituales en particular?, ¿eres Cristiano solo porque tu te identificas como tal?, muchas personas en el mundo se identifican como Cristianos, o son identificados por otros como Cristianos, por su origen étnico, políticas, estilos de vida, o estilo de adoración. Pero, ¿son estas razones validas para etiquetarlos como “Cristianos”?, también hay aquellos que se autodenominan “Cristianos” basándose en experiencias existenciales con limites o significados indefinidos. “Vi una luz, y una gran paz vino sobre mí. Después de eso, supe que era Cristiano.”

Las historias varían en gran forma, pero normalmente su significado se basa en sentimientos subjetivos que no demuestran nada sobre arrepentimiento, fe en Cristo, o una subsecuente dedicación a una vida santificada. Es muy difícil o imposible identificar a estas personas como creyentes sin antes escuchar el testimonio de su experiencia mística. Otros han tenido una experiencia donde brevemente fueron alejados de lo existencial – en respuesta a algún llamado evangélico. El llamado pudo haber sido de uno a uno, como parte de alguna cruzada evangélica, o por medio de algún ministerio por televisión, pero aparte de esa experiencia, o quizás un poco de actividad, no ha habido nada más.

Los dos ejemplos dados tienen mucho en común. La gente en las dos categorías conoce muy poco acerca del Salvador, o de la vida en la fe, no forman parte de ningún grupo de adoración, y no están siguiendo a Cristo. Usando un cliché evangélico común, si se les acusara de ser Cristianos, se encontraría muy poca evidencia como para ser sentenciados.

Pero regresemos a la pregunta original, entonces – “¿Qué es un Cristiano?”, La Biblia tiene una respuesta definitiva a esta pregunta, como la tiene para la mayoría de las demás. De acuerdo a las Escrituras, Los Cristianos son aquellos que han aceptado su pecado ante Dios y que son incapaces de salvarse a si mismos, han buscado a Cristo Jesús en fe y arrepentimiento, y han comenzado a seguir y adorar a Cristo, normalmente pertenecen a un grupo o comunidad de creyentes. Expandamos la definición un poco más e incluyamos que para ser considerados Cristianos, la fe y la vida de una persona debe cumplir con lo que la iglesia ha llamado históricamente la Regula Fidei, o La Regla de la Fe.

“Judas, un servidor de Cristo Jesús, y hermano de Santiago,” (Judas 1) escribió a la iglesia con este propósito: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” (Judas 3). Desde la muy temprana historia de la iglesia, los servidores de Dios tuvieron que escribir para defender la Regula Fidei. Pablo se sorprendió al darse cuenta que los Cristianos Gálatas, poco tiempo después de haberles predicado el Evangelio, lo habían convertido en “un evangelio diferente.” (Gálatas 1:6). Pablo también tuvo que advertir a los Colosenses creyentes sobre filosofía y legalismo. (Colosenses 2:8-10; 16-23), y tuvo advertencias similares en sus demás escritos. La tradición de la iglesia temprana nos dice que Juan el apóstol escribió su Evangelio para corregir la herejía que conocemos hoy como agnosticismo, y nos advierte sobre falsos profetas en sus cartas (1 Juan 2:18-23; 4:1-6; Juan 7-11), al igual que el apóstol Pedro (2 Pedro 2).

Para los apóstoles, la esencia del Cristianismo era la persona y el trabajo de Cristo, vivos en los corazones de pecadores arrepentidos, despertados por el Espíritu de Dios por medio de la predicación de la Palabra de Dios – El Cristianismo nunca fue visto por ellos como una simple y subjetiva experiencia existencial. Por supuesto que tuvieron la experiencia subjetiva de fe en Cristo, pero también tuvieron La Fe, un grupo de doctrinas pasadas a ellos como algo sagrado que había de ser enseñado, creído y defendido. Este grupo de doctrinas son la base del Cristianismo y son absolutas, completas, autoritarias hasta la eternidad, incambiables, y no están sujetas a revisión por individuos, la iglesia o la sociedad.

A través de los siglos, esta lista de doctrinas ha sido alterada por los seguidores del paganismo y la filosofía Romana y Griega, la ley Romana y Bizantina Imperial, y por dogmas eclesiásticos alejados de las Escrituras – pero las bases se mantuvieron intactas. Los Waldensianos, San Francisco, Wycliffe, Los Husitas, Los Reformadores, Los Puritanos, Los Predicadores del Gran Despertar, y otros santos Cristianos a través de los siglos han expuesto tales alteraciones y han puesto énfasis en las bases, en el corazón de la fe. Ha llegado el tiempo de hacer eso otra vez. Necesitamos contestar a una pregunta, y actuar de acuerdo a la respuesta:
¿Qué constituye a la verdadera doctrina Cristiana?

Como en el tiempo de los Apóstoles de nuestro Señor, la iglesia de hoy ha sido invadida por un nuevo “Cristianismo” que nada tiene de Cristiano. No es una denominación – es interdenominacional. No es solo una nueva perspectiva doctrinal. No es algo cultural, de preferencia, o nada por el estilo. Esta herejía no es más que la negación del Cristianismo Histórico, y está enseñando una nueva fe. Esta herejía es colectiva – no esta centralizada en este momento, pero hay muchos movimientos comunes. Algunas partes de esta herejía están en contra la una con la otra, pero tienden a cooperar entre sí, y todas tienen un tema central en común – la negación de la ortodoxia.

Esta nueva herejía se caracteriza por lo siguiente:

Enfocada en el hombre

Es mundana – Se enfoca en cosas como salud, riqueza, amor propio, bienestar, posesiones, quizás tenga alguna identidad política de izquierda o derecha.

Es ignorante, descuidada, o simplemente niega la histórica fe Cristiana.

Practica la exaltación de la persona y el rol del “creyente,” la cual es una degradación de la persona y trabajo del Redentor. Esta exaltación del hombre y denigración de Dios es algunas veces evidente en algunas doctrinas en las que la gente es vista como “pequeños dioses,” por lo que niega la histórica enseñanza de la Trinidad. También es evidente por su énfasis en preocupaciones terapéuticas, una fe “quejumbrosa”, y un descuido de las doctrinas de pecado y redención.

Esta herejía moderna, descuida las Escrituras, y distorsiona las que usa dando preferencia a la “profecía” moderna de sus líderes, o combinando psicología secular, o políticas con la fe.

Cualquier persona o grupo con alguna mascara cristiana pueden ser aceptados como genuinos si practican los “dones del Espíritu,” o si ponen énfasis en la sanación del cuerpo o la mente. (esto último no tiene como propósito criticar al movimiento carismático, “solo al que le quede el saco”)

Los que enseñan este tipo de doctrina son ampliamente descritos por las Escrituras:

Filipenses 3:18-19, “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.”

1 Timoteo 4:1-2, “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, tienen cauterizada la conciencia.”

2 Timoteo 3:1-5, 7, “También debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles y peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.”

En realidad, los que enseñan esta nueva herejía, al igual que sus seguidores, son prácticamente una nueva especie de paganos. Han bautizado lo que Pablo llama “rudimentos” del mundo – alaban a un “Dios” falso de su propia imaginación, y están alejados de la realidad, del conocimiento y de la comunidad de La Fe una vez dada a los Santos.

El problema no es solo la existencia, o siquiera el crecimiento y prosperidad de los falsos profetas. El problema hoy en día es que muchos, si no la mayoría de los que profesan la fe cristiana en las iglesias ignoran hasta lo más básico de las doctrinas de la Fe. Además, los miembros de estas iglesias, al ser educados con la forma de pensar que prevalece en la sociedad de hoy, son doblemente debilitados, y se convierten en carnada fácil para las herejías y sectas que van en crecimiento. Lo que hace falta en gran manera en el Cristianismo Americano y Latinoamericano, es el conocimiento y apreciación de lo que distingue a las doctrinas Cristianas del sucio paganismo – lo que constituye la absoluta regla de la fe.

¿Que deberiamos de estar enseñando?
Las doctrinas de central importancia tienen muchas cosas en común. Primero, están enraizadas en las Escrituras. La Biblia es nuestra única fuente aceptable para doctrina y práctica. Las tradiciones de la iglesia, la historia de la iglesia y de los sirvientes de Dios en el pasado pueden ayudar a instruirnos en las Escrituras, pero todo debe ser sometido a juicio por las Escrituras.

La base central de la fe no es denominacional. Las formas de gobierno de la iglesia, el estilo de adoración, las diferencias en puntos de vista en cuanto a tiempos futuros, y aún en cuanto a los dones del Espíritu, son cuestiones importantes, pero son secundarias a la fe. No somos salvos o perdidos por medio de nuestros puntos de vista sobre estas cosas. Las bases centrales de la fe son aquellas que han sido reconocidas por Cristianos desde el tiempo de los apóstoles. Algunos podrían objetar que los principios de la Justificación por Fe y Salvación por Gracia, únicamente, son solo innovaciones de tiempos recientes. Pero estos principios fueron claramente enseñados por los apóstoles. Además, a través de la historia, hubo grupos minoritarios e individuos que corroboraron estas cosas con las Escrituras. La reformación de la iglesia en el siglo 16 fue un despertar y renovación de las enseñanzas apostólicas que habían sido descuidadas.

La enseñanza de la regula fidei es acompañada en la escritura con fuertes advertencias – ya sea la advertencia de Juan sobre no agregar o quitar nada de la completa revelación de Dios (Apocalipsis 22:18-19), o el mismo apóstol advirtiendo contra desviaciones en Cristología (1 Juan 4:2;2 Juan 7-11), o de Pablo en (Galatas 1:1-9), en toda la Biblia encontramos advertencias como estas que nos demuestran la seriedad de Dios en cuanto al corazón de la fe.

Las bases de enseñanza de la Regla de la Fe, de alguna forma todas tienen que ver con el plan de redención de Dios – involucran a la Cruz de Cristo.
Finalmente, las doctrinas base del Cristianismo Bíblico son prácticas. No son doctrinas que acomodas en una vitrina para admirarlas – son doctrinas que pueden, y deben ser parte de tu diario vivir.

By: Charles T. Buntin

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