miércoles, 30 de junio de 2010

EL DELEITE EN EL MATRIMONIO

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¿TIENES LA VIDA?

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martes, 29 de junio de 2010

UN LLAMADO A LA CAUTELA DOCTRINAL

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1 DE JUAN

4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
4:2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.
4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
4:6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.

LOS CRISTIANOS NO CONOCEN A DIOS

lunes, 28 de junio de 2010

COMO RECONOCER SI EL MENSAJE DESDE EL PULPITO ES DE DIOS

POR DAVID WILKERSON


1. Cualquier enseñanza que menoscaba el temor de Dios es anatema, ¡del diablo!

Todos los falsos maestros tienen este mensaje en común: "Tranquilízate, Dios no puede ser tan duro. No te va a herir, Él te ama. Un Dios amoroso quiere que disfrutes la vida". El truco del enemigo es desviarte del respeto reverencial y del temor de un Dios Santo que juzga el pecado. Toda falsa doctrina tiene esta dirección. Menoscabar el temor de Dios en ti.

Solamente el poderoso y absoluto temor de Dios evitó que Adán y Eva lo desobedecieran. No fue su amor por Dios, ni su comunión diaria. Fue esto: "Y mandó Jehová Dios al hombre... del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás". (Gn. 2:16-17).

Pero Satanás vino con un suave mensaje: "No moriréis" (Gn. 3:4). Esto fue una total perversión de la verdad -¡Otro evangelio!. Sin embargo, esto era exactamente lo que Eva quería oír. Algo dentro de ella se opuso al mandamiento de Dios. La limitación del Señor parecía un yugo demasiado grande, y ella se irritó por llevarlo.

Satanás sabía que esto estaba en Eva, y comenzó a minar el temor de Dios en ella inmediatamente: "¿Dijo realmente Dios esto? Dios no es así. Tienes un concepto equivocado de Él. ¿Crees que Él te negaría conocimiento y sabiduría, cuando Él mismo es Conocimiento y Sabiduría? ¿Qué clase de Dios crees que es? ¡Ciertamente no morirás!".

Tu puedes sentarte bajo una predicación fuerte que parezca un fuerte yugo. Puedes irritarte con ella y decir: "¡No me gusta!" Pero no te engañes: Esto es lo único que te traerá libertad, paz y gozo. Sin embargo dentro de ti gritas, "¡No puedo servir a Dios así, yo quiero libertad!"

Hay una enseñanza que se maneja en el movimiento cristiano "de los dones espirituales" 1 acerca de la nueva libertad. Dice: "Ven a cantar, a gritar y a hablar en lenguas -¡y luego sal y vive como un demonio!". Esto no es libertad. Es Satanás diciendo, "No morirás. Dios no es tan duro. Él es demasiado amante, demasiado misericordioso". Satanás encontró un evangelio que se ajustaba a los deseos carnales de Eva -y él encontrará uno que se adapte a cada cristiano impaciente con comezón de oír.

He oído de jóvenes pastores, piadosos y con el corazón quebrantado, que los han corrido de sus iglesias o que están renunciando. Ellos predican santidad y el temor de Dios a los adolescentes, pero los pastores y los padres se quejan de que traen esclavitud a la juventud: "No queremos que usted predique esas cosas a nuestros muchachos". Estos jóvenes (algunos de los cuales son hijos de predicadores) están viviendo en una total rebelión. Son irrespetuosos, engañan a sus padres y codician las cosas del mundo. Y los mensajes acerca de santidad y el temor de Dios están haciendo temblar a estos muchachos que nunca antes los habían escuchado.

Hemos criado una generación entera que está totalmente desprovista del temor de Dios. Nunca han conocido nada acerca del juicio. Siempre han tenido lo que han querido. Ellos dicen, "Queremos rock-and-roll", y sus padres dicen, "No los molesten. Traigan el rock-and-roll a la iglesia y pónganle letra cristiana". O, "Ellos van a tener relaciones sexuales de cualquier manera, así que démosles alguna protección".

Esta juventud nunca ha conocido el temor de Dios, debido a que los pastores y sus padres han enseñado que Dios es el gran alcahuete del cielo. Solamente un puñado de jóvenes cristianos, hoy en día, caminan en santidad. ¿Por qué? Porque los pastores son demasiado débiles para predicar el evangelio en el púlpito -y porque los padres están viviendo vidas dobles, y ¡sus hijos lo saben!.

Algunos cristianos me han escrito, "Hermano David, usted predica muy duro. ¿Predica usted de esa manera todo el tiempo en su iglesia? ¿Lo acepta la gente?".

Mi respuesta es esta: Nosotros somos llamados a predicar la Palabra con tal poder y autoridad que ésta produzca un temor constante de Dios en cada oyente. Aquellos que no abandonen sus pecados favoritos no permanecerán en la iglesia, ya que se sentirán ofendidos. Cerrarán sus oídos a la verdad y buscarán maestros que les den permiso para satisfacer sus deseos carnales (2 Ti. 4:14).

La palabra de Dios dice, "Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal" (Pr. 16:6). Aquí está lo que creo que un mensaje del verdadero evangelio debe producir en nosotros:

1) Un aborrecimiento por el pecado que no nos dé lugar a excusas o pretextos.
2) Una convicción de pecado por ser perezosos o tibios espiritualmente.
3) Un entendimiento profundo de que Dios no cierra sus ojos ante nuestros pecados.
4) Una convicción de que recogeremos lo que sembramos.
5) Un justo y santo temor de Dios.
6) Una confianza de que Dios nos librará de cualquier pecado que rechacemos y resistamos.

¿No estás seguro o no estás convencido acerca de la necesidad de caminar en el temor de Dios?

Para terminar con esto de una vez y para siempre, ve Isaías 11:1-3. Este pasaje profetiza de alguien en quien el Espíritu del Señor reposaría -Alguien a quien le "hará entender diligente en el temor de Jehová". ¡Este pasaje está hablando de Jesús! Y si Jesús caminó en el temor del Padre y se deleitó en esto, ¡Cuánto más debiéramos hacerlo nosotros!

Ten cuidado con cualquier mensaje que te quita la convicción de pecado, que produce en ti flojera espiritual, que te relaja suavemente, y que te dice al oído: "Todo está bien". Todas estas frases tranquilizantes provienen de un falso evangelio.

2. Mantente alerta de cualquier evangelio que te desvíe de una devoción unica a Jesucristo

Pablo nos advierte seriamente que Satanás se transformará en "ángel de luz" -que él levantará sus falsos maestros, todos ellos haciéndose pasar por ministros de justicia.

La luz representa la verdad, el evangelio, la revelación. Satanás vendrá usando el amado nombre de Jesús y tratará de engañar aún a los elegidos.

"...que se disfrazan como apóstoles de Cristo". (2 Co. 11:13). ¡Piensa lo terrible de semejante cosa! Enfrentar los últimos tiempos bajo el poder de falsos apóstoles, abrazando doctrinas de demonios, estando bajo el control de un falso espíritu.

¿Cómo puede suceder semejante cosa? ¿Cómo puede alguien sentarse bajo el evangelio pervertido que Pablo describe y no darse cuenta? Sólo hay una manera: Por rehusarse a abandonar los deseos carnales y caminar en una descarada desobediencia. Los deseos carnales son el imán que conducen a la persona a los falsos apóstoles. Te puedo asegurar que si permaneces en tus malos deseos vas a terminar en falsas doctrinas. Es inevitable; tú la encontrarás y ella te encontrará a ti. Y estarás tan ciego que no te darás cuenta.

En el siglo XVIII se introdujo en la iglesia otro evangelio llamado antinomianismo, que significa "contra la ley". Hoy día este evangelio está más fuerte que nunca. Quita el temor de Dios dando a entender que una vez que tú has creído puedes pecar y nunca ser condenado porque Jesús ya lo pagó todo.

El Dr. Tobías Crisp era uno de los maestros de esta nueva doctrina que se extendió por toda Alemania. Sus exponentes usaban el nombre de Jesús como estribillo: "¡Se habla mucho acerca de la gracia y de "escudriñar nuestro corazón", pero a mí dame a Cristo! ¡Yo no busco las promesas, sino a Cristo! ¡Yo no busco la santificación, sino a Cristo! ¡No me hables de meditaciones u obligaciones, dime de Cristo!"

Parece como una profunda devoción a Cristo -un evangelio centrado en Jesús. Pero el mismo Jesús enseñó que no todo el que le diga "Señor, Señor", entrará en Su reino. No cualquiera que use el nombre de Jesús estará predicando el verdadero evangelio.

La doctrina del antinomianismo está siendo predicada hoy en día y el movimiento cristiano de "los dones del Espíritu" se está dejando engañar por ella, siendo enlazado y hundiéndose cada vez más. Escuchen el resto de esta doctrina:

"Un creyente puede estar seguro de ser perdonado tan pronto como cometa un pecado, aunque sea adulterio o asesinato. Dios no está enojado, aunque un creyente peque a menudo. No hay ningún pecado que pueda cometer que a Él le pueda herir -por lo tanto, no hay porque temer al pecado. El pecado está muerto y no debe causar terror. Si nosotros le decimos a los creyentes que deben caminar en santidad y hacer buenas obras porque si no "Dios se va a enojar con ellos", estamos pervirtiendo las Escrituras. Estamos mintiendo en la cara de Dios. ¡Dios ya lo hizo todo en Cristo. Ya no hay nada que temer!"

Es como si los cristianos que abrazan esta doctrina estuvieran sentados en un hoyo profundo esperando que Jesús pase. Están diciendo, "Señor, Tú ya sabes donde estoy, si me amas sácame de aquí". ¡No! ¡La Biblia manda que resistamos al diablo y huirá de nosotros!.

Hemos hecho que los cristianos parezcan un manojo de paralíticos inútiles, sin poder ni autoridad, atados a hábitos pecaminosos, esperando una liberación milagrosa. No hay ninguna lucha santa en contra del pecado, ni temor de Dios.


3. No hay devoción a Cristo, sin un camino de santidad

Así es como se debe juzgar toda doctrina: ¿te conforma a la imagen de Jesucristo? Tú no puedes decir que un evangelio es puro solamente porque el maestro habla en contra del pecado, o porque ese refiere a menudo a Cristo. El movimiento de la Nueva Era 2 habla mucho acerca del "espíritu de Cristo".

He escuchado a falsos maestros gritar el nombre de Jesús por el micrófono, tronando en contra de la homosexualidad, las drogas y de los pecados de la sociedad. Pero cuanto más lo oigo más me doy cuenta: este hombre no está quebrantado. Este mensaje no trae convicción.

Estos maestros actúan ante la multitud provocando entusiasmo y emoción. Realmente no tienen convicción, ni tienen un deseo ardiente de conformar a la gente a la imagen de Cristo. A los cristianos les gusta ir a reuniones donde oyen a un predicador hablar acerca de la falta de oración en las escuelas, y tal vez mencione algo acerca de nuestra codicia, orgullo y adulterio, las cosas que están en nuestro corazón. Pero luego viene la palabra suave, tranquilizante, y una vez que se ha ganado la confianza de la gente, el temor de Dios es menoscabado.

Hay una prueba segura para la verdadera enseñanza de santidad. Se encuentra en 2ª de Ti. 2:19: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y : Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo".

Yo siento, como Pablo debe haber sentido, un grito desgarrador para advertir al pueblo de Dios acerca de lo que se viene. Vienen grandes guerras teológicas. Todo el movimiento "de los dones espirituales" se dividirá en diferentes corrientes, cada uno corriendo tras sus doctrinas, sus maestros y sus libros, acusándose unos a otros de error y de falsa profecía. ¡Y todos van a creer que están defendiendo la fe!

No van a estar luchando en contra del diablo, porque van a estar muy ocupados llamándose unos a otros herejes. Será un tiempo de gran confusión, y un cristiano sin preparación no sabrá a quien creer.

Amado, yo quiero pelear contra el enemigo real. ¡Y ese enemigo está en las calles y en nuestros corazones! No voy a discutir acerca de profecías. Yo voy a estar al lado del hermano o la hermana que camina en el temor de Jehová y cuyo corazón se haya entregado en una devoción sincera a Cristo Jesús.

Debemos de quitar nuestros ojos de los maestros y evangelistas, y hacernos estudiantes de la Palabra de Dios. "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2Ti. 2:15). No busques a pastores o a evangelistas "aprobados". Irás tras uno y otro, y todos te fallarán, hasta que al final pierdas la esperanza. ¡Quita tus ojos de todos los predicadores y ponlos en Cristo Jesús!.


4. ¡El verdadero evangelio tiene que ver con tu corazón, porque de él mana la vida!

Los fariseos vieron a algunos de los discípulos del Señor comiendo pan sin haberse lavado las manos, y "los condenaban" (Mr. 7:2). "Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen" (v.3).

Estos hombres le preguntaban a Jesús por qué sus discípulos no caminaban en esta clase de "santidad". Sin embargo, esto solamente era una tradición ceremonial. Era sólo externa y tenía que ver con actos de la carne. Jesús les contestó, "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí" (v.6).

Jesús dijo en esencia. "Sus enseñanzas son vanas, no cambian el corazón. Son un espectáculo, son sólo palabras, y actos fingidos". Él nos está diciendo a nosotros, "Si un evangelio no te da nada, sino un culto de labios y no trata con el corazón, no pierdas el tiempo con él. La verdadera doctrina tiene que ver con lo que mana del corazón". Jesús presenta el problema con todos los falsos evangelios: Ellos no tocan lo que corrompe el corazón. No traen convicción de pecado, ni cambian el corazón. Ellos ofrecen una forma de piedad sin corazón. "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre" (Mt. 15:18).

Pablo dijo, "...sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor" (2 Ti. 2:22). No me digas de los milagros que suceden en tu iglesia, la alabanza, la adoración o lo bien que predica el pastor. ¡No, dime acerca de gente que busca a Dios con un corazón puro! Dime, que aunque ellos no lo han alcanzado están siendo llevados en esa dirección. Están permitiéndole a Dios que escudriñe y pruebe sus corazones, para exponer sus actitudes pecaminosas.

Este es el verdadero evangelio de Jesús. Un evangelio que convence al corazón de pecado, que trata con el corazón y ¡cambia el corazón! ¿Es este evangelio que se te está predicando? ¿Te trae convicción de tus más profundos y escondidos pecados? ¿De malos pensamientos' ¿De adulterio?, ¿De fornicación?, ¿De robo?, ¿De codicia?, ¿De maldad?, ¿De orgullo?, ¿De engaños?

Si no es así, entonces busca y quédate en una iglesia donde tu corazón sea expuesto, sacudido y ¡Cambiado, para la gloria de Cristo!

viernes, 25 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

UN LLAMADO A LA CAUTELA DOCTRINAL

PREDICANDO EXPOSITIVAMENTE

Bancas llenas, Almas hambrientas: Predicando Expositivamente

Publicado por Biblioteca Reformada:
http://bibliotecareformada.blogspot.com/2008/06/bancas-llenas-almas-hambrientas.html

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua sino de oír la palabra de Jehová”
(Am. 8:11)

La austeridad de la predicación bíblica se empaña de modo significativo debido a que los comunicadores contemporáneos están mas preocupados de la relevancia personal que de la revelación de Dios. La Escritura inequívocamente requiere una proclamación centrada en la voluntad de Dios y en la obligación que tiene la humanidad de obedecer. El patrón expositivo se recomienda a si mismo, mediante hombres totalmente comprometidos con la Palabra de Dios, como predicación que es fiel a la Biblia. La exposición presupone un proceso exegético que extrae el significado que Dios le dio a la Escritura y una explicación de ese significado en una manera contemporánea. Es necesario recapturar la esencia bíblica y el espíritu apostólico de la predicación expositiva en el entrenamiento y la predicación de hombres que están dedicados a “predicar la Palabra”.

Quien recoge el desafio de aceptar la urgente responsabilidad de transmitir el legado paulino de “predicar la Palabra (2 Ti. 4:2) Este articulo señala un esfuerzo por inspirar en los predicadores del siglo veintiuno un patrón de predicación bíblica heredado de sus predecesores.

Cada generación sufre las críticas circunstancias que Amós le profetizó a Israel: “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua sino de oír la palabra de Jehová” (Am. 8:11) Los siglos recientes han probado nuevamente esta necesidad.

UN REPASO DE LAS TENDENCIAS RECIENTES

En una explicación de Hebreos 8:10, el comentarista puritano William Gouge (1575-1653)
destacaba:

Los ministros han de imitar a Dios y realizar su mejor esfuerzo para instruir al pueblo en los misterios de la santidad y enseñarles que creer y practicar, para entonces conducirlos a obrar, de que practiquen lo que se les enseñó. De otra manera es posible que su labor sea en vano, el no hacer esto es una de las razones principales por las cuales muchos hombres caen en tantos errores como lo hacen en estos días.

A este editorial de Gouge, Charles Spurgeon (1834 – 1892) añade una palabra acerca de la Inglaterra del siglo diecinueve:

Podría añadir que esta última declaración ha adquirido mas fuerza en nuestros tiempos; es entre los rebaños no instruidos que los lobos del papismo y arminianismo crean caos; la enseñanza sólida es la mejor protección contra estas herejías que causan desolación a diestra y siniestra entre nosotros. (no estamos ajenos a esa realidad hoy)

Juan Broadus (1827 – 1895) también lamentaba la muerte de la buena predicación en los EE.UU., y G. Campbell Morgan (1863 – 1945) lo notó,

La obra suprema del ministro cristiano es la obra de la predicación. Este es un día en el cual uno de nuestros mayores peligros es hacer un millar de cositas mientras ignoramos una cosa, la predicación.

Los siguientes lamentos, típicos de la época, muestran que las cosan habían mejorado muy poco para la mitad de siglo:

Excepto por la creciente mundanalidad de sus miembros, el púlpito es punto débil de la iglesia.

Pero la gloria del púlpito cristiano es un brillo prestado (…) La gloria se está marchando del púlpito del siglo veinte de forma alarmante (…) A la Palabra de Dios se le ha negado el trono y se le ha dado un lugar desmerecido. (hoy en el trono de la Escritura, esta sentada la señora psicología)

Empero todavía es cierto que “cualquiera sean las señales del púlpito contemporáneo, la centralidad de la predicación bíblica no es una de ellas.

Es una tradición enfocada en la centralidad de la Palabra escrita, pocos temas son mas importantes que la interpretación y la proclamación de esa Palabra. Todo el mundo enfatiza la necesidad de una exégesis sólida del texto, pero pocos tienen la pericia para proveer tal exégesis y predicar efectivamente en base a la misma. Para mediados de los años ochenta se reunió el Congreso Nacional sobre Exposición Bíblica para demandar el regreso a la verdadera exposición bíblica. El tema del congreso demandaba que la iglesia volviera a la verdadera predicación bíblica o de otra manera, el mundo occidental continuaría su descenso hacia una cultura desvalorizada. Os Guinnes comentando acerca de la singularidad de los EE.UU. en la cultura contemporánea, declaro preocupado que “En todos mis estudios todavía no he visto una sociedad occidental en donde los bancos de la iglesia estén tan llenos y los hermanos tan vacíos.’

El estudio de John MacArthur acerca de los patrones de predicación a finales de los años ochenta, le llevó a observar:

Específicamente, la predicación evangélica debe reflejar nuestra convicción de que la Palabra de Dios es infalible. Con demasiada frecuencia no es así. Es mas, hay una tendencia perceptible en el ambiente evangélico contemporáneo a apartarse de la predicación bíblica y arrastrarse hacia un acercamiento temático en el púlpito basado en la experiencia y el pragmatismo.

En los albores de los noventa, parece surgir su ímpetu irresistible a enfocar el púlpito a lo relevante. Siegfred Meuer alertó a los cristianos de los años sesenta en cuanto al mismo “peligro contemporáneo” el comparó la dirección de sus días a las tendencias anteriores de Harry Emerson Fosdick, quien en la década del veinte escribió “El Sermón es aburrido porque no tiene conexión con los verdaderos intereses del pueblo (…) El sermón debe ocuparse de un verdadero problema” Meuer aseveró Fosdick abrió las puertas para que la filosofía y la psicología inundaran el púlpito moderno con incredulidad.

La filosofía de Fosdick suena alarmantemente parecida al consejo ofrecido por los predicadores modernos. la relevancia en la predicación contemporánea no es la Biblia sino el hombre.

Las personas que no asisten a la iglesia hoy en día son los consumidores definitivos. Quizás no nos guste, pero por cada sermón que predicamos ellos preguntan: “ Estoy interesado en ese tema o no?” Si no lo están no importa cuan efectiva sea su exposición; sus mentes se marcharán.

La conclusión implicada es que los pastores deben predicar lo que el pueblo desee escuchar en lugar de lo que Dios ha proclamado. Ese consejo activa la alarma de 2 Timoteo 4:3 que advierte “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”.
¿Cuál es la respuesta adecuada? Declaramos que estriba en el redescubrimiento y la reafirmación de la predicación expositiva para la generación venidera de predicadores que enfrentan todas las oportunidades espirituales y los obstáculos satánicos de un nuevo milenio. Concordamos con la evaluación de Walter Kaiser:

Independientemente de que nuevas directrices y énfasis se ofrezcan con regularidad, lo que hace falta, sobre todo, para hacer que la Iglesia sea mas práctica, auténtica y efectiva, es una

declaración de las Escrituras con un nuevo propósito, pasión y poder.



OTRA VISITA A LA ESCRITURA

Cuando surgen advertencias contra el alejamiento de la predicación bíblica, la única respuesta razonable es un regreso a las raíces bíblicas de la predicación para reafirmar su naturaleza esencial. Al reevaluar la herencia de la proclamación bíblica surgen dos elementos: los mandatos a predicar y la manera de predicar.

Mandatos a predicar

Los evangelios, Hechos, las epístolas y Apocalipsis proveen muchos ejemplos así como exhortaciones a predicar la verdad en cumplimiento de la voluntad de Dios. Cinco mandatos significativos representan la extensa cantidad de pasajes como recordatorio del legado apostólico y la reafirmación de la autoridad bíblica para la predicación basada en la Biblia. Mateo 28. 19-20: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”

1 Timoteo 4.13: “Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.”

2 Timoteo 2.2: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga ahombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”

2 Timoteo 4.2: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

Tito 2.1: “Pero tu habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.” La manera de predicar
En su discusión de (kerysso, que significa “yo predico” o “yo proclamo”), Friedrich señala al menos treinta y tres diferentes verbos empleados por los escritores neotestamentarios para representar la riqueza de la predicación bíblica. En la siguiente discusión, se examinan brevemente las cuatro mas prominentes.

Kerysso se usa generalmente a través de los evangelios, Hechos y las epístolas. Juan el Bautista (Mt. 3.1), Jesús (Mt. 4.17) y Pablo (Hch, 28.31) se involucraron en la acción de predicar tal como lo indica este verbo, Pablo le encomendó esta misma actividad a Timoteo, al decirle que predicara la Palabra (2 Tim. 4.2)

Evanggelizo (evanggelizo, que significa “yo predico el evangelio”) es prácticamente intercambiable con kerysso (Lc. 8.1; Hch 8.4-5) Pablo y Bernabé predicaron las buenas nuevas de la palabra del Señor (Hch. 15.35).

Martyreo (martyreo, que significa “yo testifico” o “yo doy testimonio”) es un término legal que representa la comunicación de la verdad de parte de alguien que tiene conocimiento de primera mano. Juan el Bautista testificó acerca de la Luz (Juan 1.7-8) y Juan el apóstol acerca de la Palabra de Dios (Ap.1.2)

Didasko (didasko, que significa “yo enseño” se concentra en el propósito y el contenido del mensaje transmitido, sin excluir elementos de los tres verbos anteriores, Jesús les mandó, como parte de la Gran Comisión, a sus discípulos a que enseñaran (Mt. 28.20), Pablo le recomendó la enseñanza a Timoteo (1 Tim. 6.1 y 2 Tim. 2.2). A veces la enseñanza es asociada con kryss (Mt. 11.1) y evanggelizo ch 5.42) El contenido de lo que se enseña se concentra en el camino de Dios (Mt. 22.16) y la Palabra de Dios (Hch 18.11).

Además de estos cuatro prominentes términos, hay muchos otros que mejoran

significativamente la forma bíblica de comunicar la Palabra de Dios. Por ejemplo, en Hechos
8.31 el eunuco etíope invitó a Felipe a “guiar(lo)” o “dirigir(lo)” (hodegeo) a través de Isaías
53. Pablo “explicó” o aclaró” (ektithemi) el Reino de Dios (Hch. 28.23; Ef. 18.26) Pablo le dijo a Timoteo que él debía “confiar” o “entregar” (paratithemi) lo que había escuchado de parte de Pablo a hombres fieles para que ellos también pudieran enseñárselo a otros (2 Tim. 2.2).

El diálogo de Jesús con los dos discípulos en el camino a Emaús añade otras dimensiones a la predicación bíblica. El “explicó” o “interpretó” (diermeneuo) las cosas acerca de si en el Antiguo Testamento, desde Moisés hasta los profetas (Lc. 24.27) Ellos, a su vez se maravillaron de la manera en la cual El había “abierto” o “explicado” (dianoigo) las Escrituras (Lc. 24.32; Ef. 24.45)

Sería provechoso estudiar otras palabras como (anaggello, que significa “yo anuncio” o “yo declaro” en Hechos 20.27; anaginosko, que significa “yo leo”) en 1 Timoteo 4.13 (parakaleo, que significa “yo exhorto, consuelo”) en 1 Timoteo 4.13: (exegeomai, “yo declaro”) en Hechos
15.12 (laleo, “yo hablo”)en Juan 3.34; dialegomai, “yo discuto, debato”) en Hechos 17.17: y (Phtheggomai, “yo expreso”) en Hechos 4.18. Empero este breve resumen basta para concluir que un vínculo común en todos los términos bíblicos en sus contextos es un enfoque en las cosas de Dios y la Escritura como algo exclusivamente central en el mensaje del predicador. Indudablemente, esta característica señala la singularidad de la predicación bíblica. Un contenido bíblico y teológico es el sine qua nom, o calidad indispensable, de la proclamación neotestamentaria.

COMO DEFINIR LA PREDICACION EXPOSITIVA

Las discusiones acerca de la predicación la dividen en tres tipos: temática, textual y expositiva. Los mensajes temáticos casi siempre combinan una serie de versículos bíblicos que están vagamente conectados con un asunto. La predicación textual usa un texto breve o pasaje que por lo general sirve como portal hacia el tema que el predicador decide enfrentar. Ninguno de estos métodos representa un esfuerzo serio para interpretar, entender, explicar o aplicar la verdad de Dios en el contexto de la Escritura utilizada.

En contraste con esto, la predicación expositiva se concentra primordialmente en el texto bajo consideración junto con su contexto./ La exposición normalmente se concentra en un texto de la Escritura, pero algunas veces es posible que un mensaje temático teológico histórico biográfico, sea de naturaleza expositiva. Una exposición puede ocuparse de cualquier texto independientemente de cuan extenso sea.

Una forma de aclarar la predicación expositiva es identificar lo que no es:

1. No es un comentario de palabra en palabra ni versículo en versículo, sin unidad, bosquejo o dirección dominante.
2. No son comentarios erráticos ni declaraciones casuales acerca de un pasaje sin el trasfondo de una exégesis exhaustiva y un orden lógico.
3. No es una masa de sugerencias desconectadas e inferencias basadas en el significado
superficial de un pasaje que no se apoyan en un estudio profundo del texto.
4. No es pura exégesis, independientemente de cuán erudita sea, si le falta un tema, una tesis, un bosquejo o un desarrollo.
5. No es un mero bosquejo estructural de un pasaje con varios comentarios de apoyo pero sin
otros elementos retóricos y homiléticos.
6. No es una homilía temática que utiliza algunas secciones del pasaje pero que omite la discusión de otras partes de igual importancia.
7. No es una colección desmenuzada de hallazgos gramaticales y citas de comentarios sin la
fusión de estos elementos en un mensaje suave, fluido, interesante y motivador.
8. No es una discusión de Escuela Dominical que tiene un bosquejo de contenido, que es informal y ferviente, pero que le falta estructura homilética e ingredientes retóricos.
9. No es una lectura bíblica que vincula varios pasajes esparcidos que tratan un tema como,
pero que no logra manejar ninguno de ellos de manera completa, gramática y contextual.

10. No es la común charla devocional que se da en una reunión de oración que combina comentarios generales, declaraciones erráticas, sugerencias desconectadas y reacciones personales de una discusión parcialmente inspiradora pero que no tiene el beneficio del estudio exgeticocontextual básico ni los elementos de persuasión.



Antes de continuar adelante, considere el grupo de palabras “exponer, exposición, expositor, expositivo”. Según el diccionario, una exposición es un discurso para presentar información o explicar lo que es difícil de entender. Aplicar esta idea a la predicación requiere que un expositor sea alguien que detalle la Escritura exponiendo el texto a la luz pública para establecer su significado, explicar lo que resulta difícil de entender y emplearlo de manera apropiada.

El entendimiento de Juan Calvino, que tiene muchos siglos de edad, de la exposición es muy parecido.

Primero que todo, Calvino entendió la predicación como una explicación de la Escritura. Las palabras de la Escritura son la fuente y el contenido de la predicación. Como expositor, Calvino introdujo a la tarea de la predicación toda la capacidad de un erudito humanista. Como interprete, Calvino explicó el texto buscando su significado natural, auténtico y bíblico (…) La predicación no sólo es la explicación de la Escritura, sino que también es la aplicación de la Escritura oración por oración a la vida y la experiencia de su congregación.

La exposición no se define tanto por la forma del mensaje como por la fuente y el proceso mediante el cual se forma este mensaje Unger capta este sentido de forma intensa:

No importa cuán extensa sea la porción a explicarse, si se maneja de forma tal que se aclare el significado real y esencial tal como existió en la mente del escritor bíblico particular, así como existe a la luz del contexto general de la Escritura y aplique a las necesidades actuales de aquellos que lo escuchan, podría verdaderamente decirse que eso es predicación expositiva (…) Realmente no es predicar acerca de la Biblia sino predicar la Biblia. “Lo que dijo el Señor” es el alfa y la omega de predicación expositiva. Comienza en la Biblia y termina en la Biblia y todo lo que interviene brota de la Biblia. En otras palabras la predicación expositiva es predicación basada en la Biblia.

Otras dos definiciones de la exposición contribuyen a aclarar:

En su mejor momento, la predicación expositiva es “la presentación de la verdad bíblica, derivada de y transmitida a través de un estudio histórico, gramático, y guiado por el Espíritu, de un pasaje en su contexto, el cual el Espíritu Santo aplica primeramente a la vida del predicador y luego mediante este a su congregación”.

En los años cincuenta el Dr. Martyn Lloyd-Jones era prácticamente el único en Inglaterra involucrado en lo que él denominaba “predicación expositiva” Para darle a la predicación tal designación no era suficiente, en su opinión, que su contenido fuera bíblico; los discursos que se concentraban en los estudios de palabra o que proveían un comentario ordinario y análisis de capítulos enteros, podrían denominarse como “bíblicos”, pero eso no es lo mismo que exposición. Exponer no es simplemente ofrecer el sentido gramatical correcto de un versículo o pasaje, mas bien es el establecimiento de los principios o doctrinas que se suponen expresen las palabras. Por lo tanto, la verdadera predicación expositiva es predicación doctrinal, es predicación que se ocupa de las verdades específicas de Dios para el hombre. El predicador expositivo no es uno que “enseña sus estudios” a otros, es un embajador y un mensajero, que presenta de forma autorizada la Palabra de Dios a los hombres. Tal predicación presenta un texto y entonces, considerándolo en todo momento, surge una deducción, un argumento y una apelación, cuya totalidad compone un mensaje que lleva la autoridad de la Escritura misma. Según ese entendimiento, la ejecución leal del oficio de la enseñanza requiere que el predicador sea capaz de decir como Pablo: “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo” (2ª. Cor.2.17). Si esto implica una opinión extremadamente exaltada de la predicación,

no es mas, creía el Dr. Lloyd-Jones, que lo que se requiere del oficio ministerial.

En resumen, los siguientes elementos mínimos identifican la predicación expositiva:

1. El mensaje halla su única fuente en la Escritura,
2. El mensaje es sacado de la Escritura mediante una exégesis cuidadosa.
3. La preparación del mensaje interpreta correctamente la Escritura en su sentido normal y en su contexto.
4. El mensaje explica claramente el significado original que Dios procuraba para la Escritura.
5. El mensaje aplica el significado actual de la Biblia.

Dos textos bíblicos sirven de ejemplo para el espíritu de la predicación expositiva: Y leían en el libro de la Ley de Dios claramente, y ponían el sentido de modo que
entendiesen la lectura (Neh. 8.8).

Por tanto, yo es protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;
porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios (Hch 20. 26 -27).

Un ejemplo en particular es la exposición de Jesús de Isaías 61. 1-2 en la sinagoga (Lc. 4.16-
22). Luego ofreció una exposición temática de sí mismo a los discípulos en el camino a Emaús (Lc. 24.27, 32, 44 – 47) En Hechos 8. 27 – 35 Felipe le explicó Isaías 53. 7 – 8 al eunuco etíope. Esteban le predicó un sermón expositivo histórico biográfico a los judíos antes de que lo apedrearan (Hch. 7.2 – 53).

Greer Boyce ha resumido muy hábilmente esta definición de la predicación expositiva:

En resumen, la predicación expositiva demanda que, mediante el análisis cuidadoso de cada texto dentro de su contexto inmediato y el medio ambiente al cual pertenece el libro, se utilice todo el poder de la erudición exegética y teológica moderna en nuestro tratamiento de la Biblia. El objetivo no es que el predicador pueda exhibir toda su erudición en el púlpito. Mas bien, es que pueda hablar fielmente en base a conocimiento sólido de su texto y se suba al púlpito como al menos, “obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”

El último paso del predicador es el mas crucial y e mas peligroso de todos. Es relatar el mensaje bíblico de manera fiel y relevante a la vida moderna. En este punto debe entrar en juego toda su capacidad como artífice. Debemos saber que la exposición fiel de un texto no produce por si misma un sermón efectivo. Sin embargo, también es necesario que se nos advierta que no se debe sacrificar la fidelidad al texto debido a que lo que presumimos sea algo relevante. Muchos predicadores modernos parecen dispuestos a realizar este sacrificio, produciendo como resultado, sermones que son una mezcla de consejo moralista, inconclusas y, algunas veces, descabelladas opiniones, así como lo último en sicología. La predicación expositiva, al insistir que el mensaje del sermón coincida con el tema del texto, llama de regreso al predicador a su verdadera tarea; la proclamación de la Palabra de Dios en y a través de la Biblia.

lunes, 14 de junio de 2010

EL EVANGELIO DE DIOS

EL EVANGELIO DE DIOS


Es la creencia de todos los cristianos en todas partes del mundo que Dios se ha revelado a Sí Mismo a través de las Sagradas Escrituras, pero ¿Qué nos dicen ellas? y ¿Cuál es su mensaje principal? El contenido de la Biblia es tan extenso en todo lo que abarca que seria imposible resumirlo en este breve folleto, sin embargo, se puede decir con certeza que su mensaje principal se resume en el Evangelio.

1. ¿Que significa la palabra Evangelio?
La palabra “Evangelio” significa literalmente “buenas o gratas noticias.” En la Escritura, la palabra se refiere a las buenas o gratas noticias de Dios.

2. ¿Cuan importante es el Evangelio?

a.- El Evangelio es el único mensaje por el cual el hombre puede recibir la salvación:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego.” Romanos 1:16

b.- Cristo mando a la Iglesia que predicara el Evangelio a todo el mundo sin excepciones:

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Marcos 16:15

c.- El Evangelio es tan importante que cualquier falsificación de ello resulta en condenación:

“Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema (bajo maldición). Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema.” Gálatas 1:8-9

3. ¿Qué es el Evangelio?

“Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué… Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;” 1Corintios 15:1-4

4. Según 1 Corintios 15:1-4, ¿Cuáles son los dos puntos principales del Evangelio?

(1) Cristo murió por nuestros pecados.
(2) Cristo resucitó al tercer día.

5. ¿Como debemos responder al evangelio?

“El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” Marcos 1:15

El Evangelio de Dios Explicado

6. ¿Por qué murió Cristo?

“Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.” 1 Corintios 15:3

7. ¿Son pecadores todos los hombres sin excepciones?

“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y nunca peque.” Eclesiastés 7:20

“Mira, sólo esto he hallado: que Dios hizo rectos a los hombres, pero ellos se buscaron muchas artimañas.”
Eclesiastés 7:29

“Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,” Romanos 3:23

8. ¿Cuán grande es nuestra pecaminosidad?

a.- Nacimos en pecado habiendo heredado la naturaleza pecaminosa de Adán:

“He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre.” Salmos 51:5
“Desde la matriz están desviados los impíos; desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras.” Salmos 58:3

b.- Nuestro corazón y pensamientos son corruptos:

“Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal.” Génesis 6:5
“Porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud.” Génesis 8:21
“Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?” Jeremías 17:9
“Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” Mateo 15:19-20

c.- Nuestras obras son corruptas:

“Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.” Isaías 64:6
“NO HAY JUSTO, NI AUN UNO; NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS; TODOS SE HAN DESVIADO, A UNA SE HICIERON INUTILES; NO HAY QUIEN HAGA LO BUENO, NO HAY NI SIQUIERA UNO.” Romanos 3:10-12

9. ¿Podemos hacer algo para limpiarnos o cambiarnos?

“Aunque te laves con soda (lejía) y uses mucho jabón, la mancha de tu iniquidad está aún delante de mí --declara el Señor DIOS.” Jeremías 2:22
“¿Puede el etíope mudar su piel, o el leopardo sus manchas? Así vosotros, ¿podréis hacer el bien estando acostumbrados a hacer el mal?” Jeremías 13:23

10.- ¿Cuál es el resultado de nuestro pecado?

a.- Separación de Dios:

“Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.” Salmos 5:4
“He aquí, no se ha acortado la mano del SEÑOR para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír. Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro de vosotros para no escucharos.” Isa 59:1-2

b.- Oscuridad e Ignorancia Espiritual:

“Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios,” Romanos 1:21-22
“NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS.” Romanos 3:11
“Ya no andéis … en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas.” Efesios 4:17-19

c.- La Muerte Física:

“He aquí, todas las almas son mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo mías son. El alma que peque, ésa morirá.” Ezequiel 18:4
“La paga del pecado es muerte…” Romanos 6:23

d.- El Castigo Eterno:

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:11-15

11. ¿Por qué reacciona Dios de esta manera contra nuestro pecado?

a.- Dios reacciona de esta manera porque es SANTO:

Dios es moralmente perfecto, sin pecado o falla. El no puede ser tentado por el pecado, ni puede tener compañerismo con él o soportarlo, porque le da asco y lo aborrece.

“Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, es el SEÑOR de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria.” Isaías 6:3
“Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión (agravio).” Habacuc 1:13
“Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo. Los que se jactan no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad.” Salmos 5:4-5

b.- Dios reacciona de esta manera porque es JUSTO:

Dios es el Juez de toda la tierra. Es su obligación moral juzgar a los que hacen injusticia de igual manera que es la obligación de los jueces terrenales administrar la justicia:

“El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?” Génesis 18:25
“Porque El viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad.” Salmos 96:13
“Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable;” Éxodo 34:6-7
“Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío.” Salmos 7:11
“El SEÑOR prueba al justo y al impío, y su alma aborrece al que ama la violencia. Sobre los impíos hará llover carbones encendidos; fuego, azufre y viento abrasador será la porción de su copa. Pues el SEÑOR es justo; El ama la justicia;” Salmos 11:5-7

12. ¿Puede el hombre salvarse a sí mismo o lograr reconciliarse con Dios?

“Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios; porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado (salvo) delante de El;” Romanos 3:19-20

13. ¿Qué ha hecho Dios para salvarnos de nuestro pecado y sus consecuencias?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” Juan 3:16-17

14. ¿Quién es Cristo?

a.- Cristo es Dios:

“En el principio existía el Verbo (Cristo), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.” Juan 1:1

b.- Cristo es Hombre:

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14

15. ¿Por qué murió Cristo?

“Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;” 1Corintios 15:3
“Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios,” 1Pedro 3:18

16. ¿Cómo murió Cristo?

a.- Llevando nuestro pecado:

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.” Isaías 53:6
“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.” 2Corintios 5:21
“y El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia,” 1Pedro 2:24

b.- Separado de Dios en nuestro lugar:

“Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?” Mateo 27:45-46

c.- Sufriendo la maldición del pecado y el castigo de Dios en nuestro lugar:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO),” Gálatas 3:13
“Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.” Isaías 53:4
“Pero quiso el SEÑOR quebrantarle, sometiéndole a padecimiento.” Isaías 53:10

17. ¿Fue la muerte de Cristo suficiente para salvarnos?

“Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.” Juan 19:30
“… pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, (Cristo) se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.” Hebreos 9:26

18. ¿Qué sucedió tres días después de la muerte de Cristo?

“Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;” 1Corintios 15:3-4
“el cual (Cristo) fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación.” Romanos 4:25

19. ¿Dónde está Cristo ahora?

“pero El (Cristo), habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, SE SENTO A LA DIESTRA DE DIOS,” Hebreos 10:12
“Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.” Hechos 2:36
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:9-11

20. ¿Con que propósito vendrá otra vez Cristo?

a. Cristo vendrá a salvar a su Pueblo:

“… así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.” Hebreos 9:28

b. Cristo vendrá a juzgar a los que rechazaron el Evangelio:

“… cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús. Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,” 2Tesalonicenses 1:7-9

21. ¿Qué tenemos que hacer para ser salvos?

a.- Tenemos que ARREPENTIRNOS:

Arrepentimiento significa que uno reconoce su mala manera de vivir (su pecado) y cambia su actitud hacia él. El arrepentimiento es verdadero cuando llegamos a odiar nuestro pecado y luchamos contra él, sometiéndonos a la soberanía del Señor.

“y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” Marcos 1:15
“Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan,” Hechos 17:30

b. Tenemos que CREER:

Creer significa confiar en lo que Dios ha dicho o prometido. Dios ha prometido salvación a través de su Hijo Jesucristo. Hemos llegado a confiar en Cristo y el Evangelio cuando nos aseguramos que somos salvos y tenemos la vida eterna solo por causa de la muerte y resurrección de Cristo en nuestro lugar.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” Juan 3:16-17
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.” Juan 20:31
“… sabiendo que el hombre no es justificado (salvo) por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.” Gálatas 2:16
“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9

22. ¿Es Cristo realmente el único camino a Dios?

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Juan 14:6
“Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.” Hechos 4:12
“Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre,” 1Timoteo 2:5

23. ¿Qué sucede si rechazamos el Evangelio?

“Porque si continuamos pecando (rechazando el Evangelio) deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?” Hebreos 10:26-29

24. ¿Cómo podemos saber que nos hemos arrepentido y creído, y que somos verdaderamente salvos?

Nuestra vida empezará a cambiar:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.” 2Corintios 5:17

25. ¿Cómo cambiará nuestra vida?

a.- El amor de Dios será una realidad creciente:

“Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.” Romanos 5:5

b. Comenzaremos a demostrar el fruto de un verdadero cristiano:

“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.” Mateo 7:16-20
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

c.- Andaremos en la luz de Dios y su Palabra:

“Si decimos que tenemos comunión con El, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como El está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.” 1 Juan 1:6-7

d.- Confesaremos nuestros pecados:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:8-9

e.- Nos esforzaremos en conocer los mandamientos de Dios y guardarlos:

“Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él.” 1 Juan 2:3-4

f.- Amaremos a otros cristianos y buscaremos compañerismo con ellos:

“El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él.” 1 Juan 2:9-10

g.- Tendremos un rechazo creciente a las cosas de este mundo pasajero:

“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17
“¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Santiago 4:4

h.- No practicaremos el pecado y la rebeldía como un estilo de vida:

“Todo el que permanece en El, no peca; todo el que peca, ni le ha visto ni le ha conocido… El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.” 1 Juan 3:6,8

i.- Seremos disciplinados por el Señor cuando nos rebelemos sin arrepentimiento:

“HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL; PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos.” Hebreos 12:5-8

“Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Juan 1:12-13

“Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Juan 3:6,8





domingo, 13 de junio de 2010

LA CONVERSION VERDADERA

LA CONVERSIÓN VERDADERA – EDICIÓN DEL 2010

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Mañana del Día del Señor, 30 de Mayo de 2010

“Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis [os convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Jesús dijo claramente “Si no os volvéis...no entraréis en el reino de los cielos”. Así, Él perfectamente puso en claro que tú tienes que experimentar la conversión. Él dijo que si no experimentas la conversión “no entraréis en el reino de los cielos”.

Esta mañana te diré lo que le sucede a la persona que experimenta la conversión. Spurgeon dijo: “Puede haber tal cosa como la fe a primera vista, pero generalmente alcanzamos la fe por etapas” (traducción de C. H. Spurgeon, Around the Wicket Gate, Pasadena, Texas: Pilgrim Publications, reimpreso en 1992, p. 57). He aquí las “etapas” por las que pasa la mayoría de la gente.

I. Primero, tú vienes a la iglesia por otra razón aparte de ser convertido.

Casi todos hacen esto y vienen a la iglesia las primeras veces por la razón equivocada. Yo lo hice. También el Sr. Griffith, nuestro diácono que acaba de cantar “Sublime Gracia”. También tú, lo más probable.

Yo fui a la iglesia cuando era adolescente porque la familia vecina me invitó a ir a la iglesia con ella. Así que comencé a ir a la iglesia en 1954 porque estaba solo, y los vecinos eran buenos conmigo. Esa en realidad no era la razón correcta, ¿verdad? Yo pasé al “frente” al final del sermón que escuché y fui bautizado. Fue así como me hice Bautista. Pero yo no estaba convertido. Yo fui porque ellos eran buenos conmigo, no porque hubiera querido ser salvo. Por lo tanto yo pasé por una larga batalla que duró siete años antes de que finalmente fuera convertido el 28 de Septiembre de 1961, cuando oí al Dr. Charles J. Woodbridge predicar en el colegio Biola College (que ahora es Biola University).

¿Qué de tí? ¿Viniste porque estabas solo – o porque tus padres te trajeron a la iglesia siendo un niño? Si estás aquí esta mañana por hábito, como un jovencito criado en la iglesia, no quiere decir que eres convertido. ¿O viniste como yo, porque estabas solo y alguien te invitó, y la gente fue amable contigo? Si fue así, no quiere decir que estás convertido. No me entiendas mal. Yo me alegro que estás aquí – ya sea por hábito como un joven criado en la iglesia, o por la soledad, como yo cuando tenía trece años de edad. Esas son razones comprensibles para venir a la iglesia – pero no te salvarán. Tú tienes que tener una conversión verdadera para ser salvo. Tú tienes que en realidad querer ser salvo. Esa es la razón “correcta”.

No es malo estar aquí por hábito o porque estás solo. Simplemente no es la razón correcta. Tú tienes que querer algo más para ser convertido, no solamente porque te hace sentir mejor venir a la iglesia.

II. Segundo, tú comienzas a saber que en verdad hay un Dios.

Te habrás podido dar cuenta de que Dios existe antes de venir a la iglesia. Pero mucha gente tiene solamente una creencia nublada, una creencia opaca en Dios antes de ser enfrentados con el Evangelio. Ese quizá también fue tu caso, si alguien te trajo acá.

Si fuiste criado en la iglesia, tú ya sabes mucho sobre las Escrituras. Puedes hallar el lugar correcto en la Biblia fácilmente. Conoces el plan de la salvación. Sabes muchos versos de la Biblia e himnos. Pero Dios aun no es real y no está claro para ti.

Luego, seas nuevo o criado en la iglesia, algo comienzan a suceder. Comienzas a darte cuenta de que en verdad hay un Dios – no solo habla de Dios. Dios se hace una persona muy real para ti. Yo me volví tan consiente de la realidad de Dios a la edad de quince años que hasta me caí a tierra en un cementerio, bajo unos árboles, el día que mi abuela fue enterrada. Yo supe que Dios era una persona real, viviente. Pero yo aun no era convertido.

¿Has experimentado tú algo así? ¿Es Dios una persona real en tu vida? Eso es tremendamente importante. La Biblia dice,

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay [existe]” (Hebreos 11:6).

Creer en Dios requiere cierta cantidad de fe – pero no es fe que salva. No es la conversión. Mi madre a menudo decía, “Yo siempre he creído en Dios.” Y no cabe duda en mi mente de que sí creía. Ella creía en Dios desde su niñez. Pero no fue convertida sino hasta los 80 años de edad. Era importante que creyera en Dios, pero algo más que eso tiene que suceder para que una persona sea realmente convertida.

Así que, estoy diciendo que tú probablemente viniste a la iglesia sin saber la verdadera realidad de Dios. Luego, quizá lentamente, o rapidamente ves que realmente hay un Dios. Esa es la segunda etapa, pero todavía no es la conversión.

III. Tercero, te das cuenta de que has ofendido y airado a Dios por tus pecados.

La Biblia dice, “Los que viven según la carne [los que son inconversos] no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8). Así comienzas a darte cuenta de que, como persona inconversa, nada que hagas puede complacer a Dios. De hecho, comienzas a darte cuenta de que eres un pecador. Todos los días tu “corazón no arrepentido atesoras para ti mismo ira” (Romanos 2:5). La Biblia dice,

“Dios está airado contra el impío todos los días” (Salmo 7:11).

Después de descubrir que realmente sí hay un Dios, empiezas a darte cuenta de que has ofendido a Dios por pecar. También has ofendido a Dios por no amarlo. Los pecados que has cometido fueron contra Dios y Sus mandamientos. Se hará muy claro para ti que esto es cierto. En este tiempo verás tu falta de amor por Dios también como un gran pecado. Pero, más que eso, empiezas a ver que tu naturaleza misma es pecaminosa, que no hay nada bueno en ti, que tu corazón mismo es pecaminoso.

Los Puritanos a menudo llamaban esta etapa “despertamiento.” Pero no puede haber despertamiento sin un agudo sentido de pecado y una profunda condenación propia. Te sentirás como se sintió John Newton cuando escribió:

¡O Señor, cuán vil soy, impío e inmundo!
¿Cómo me atreveré a acercarme con tal carga de pecado?

¿Es este corazón contaminado morada para Ti?
¡He aquí! en todas partes, ¡Qué maldades veo yo!
(“O Lord, How Vile Am I” por John Newton, 1725-1807).

Pensarás intensamente sobre la pecaminosidad interior de tu mente y tu corazón. Pensarás, “Mi corazón es muy pecaminoso, y muy lejano de Dios.” Esto te molestará. Te pondrás muy molesto por tus propios pensamientos pecaminosos y por tu propia falta de amor por Dios. La fría falta de vida de tu corazón hacia Dios te atribulará profundamente en esta etapa. Comenzarás a darte cuenta de que una persona con el corazón como el tuyo no tiene esperanza. Verás que es necesario y es lo correcto que Dios te mande al Infierno – porque te mereces ir al Infierno. Esto es lo que pensarás cuando de verdad seas despertado y te des cuenta de que has ofendido a Dios y lo has airado con tus pecados. La etapa de despertamiento es una etapa importante, pero todavía no es la conversión. Una persona que ve cuan pecaminosa es, ha sido despertada – mas aun no es convertida. La conversión va más allá de ser simplemente convencido de pecado.

Tú de repente podrías darte cuenta que has desagradado a Dios, o tal consciencia podrá surgir de una mera doctrina a un entendimiento completo de que Dios ha sido ofendido y está muy descomplacido contigo. Solamente cuando te has despertado completamente al hecho de que eres pecaminoso e impío estarás listo para la cuarta y final “etapa” de la conversión.

Charles Spurgeon llegó a ésta conciencia de su pecado cuando tenía 15 años de edad. Su padre y su abuelo eran ambos predicadores. Ellos vivían en un día cuando el “decisionismo” moderno todavía no había vuelto la conversión lodosa y opaca. Así, su padre y su abuelo no lo “empujaron” a hacer una “decisión” superficial “por Cristo.” En vez, ellos esperaron a que Dios hiciera en él una obra completa de conversión. Yo creo que ellos estaban correctos.

Cuando él tenía quince años, Spurgeon al fin vino bajo una profunda convicción de pecado. Spurgeon explicó su despertamiento a su pecaminosidad con estas palabras:

De repente me encontré con Moisés, cargando en su mano la ley de Dios, y al verme, parecía escudriñarme cuidadosamente con sus ojos de fuego. Él [me dijo que leyera] las diez palabras de Dios – los diez mandamientos – y al leerlos todos parecían acusarme y condenarme en conjunto, a la vista del tres veces santo Jehová.

En esa experiencia Él vio que era pecador ante la vista de Dios, y que ninguna cantidad de “religión” o “bondad” lo podría salvar. El joven Spurgeon atravesó un período de gran aflicción. Él trataba en muchas maneras de ganar la paz con Dios por sus propios esfuerzos, pero todos sus atentados a hacer la paz con Dios fallaron. Solamente entonces él estuvo listo para la cuarta “etapa” – el acto final de la conversión misma.

IV. Cuarto, tú vienes a Jesucristo, el Hijo de Dios, para limpieza del pecado.

Cuando Spurgeon estaba siendo despertado a su pecado, primero él no creía que podía ser salvo por simplemente venir a Jesús. Él dijo:

Antes de venir a Cristo, me dije a mi mismo, “¿Seguramente no puede ser que, si yo creo en Jesús, tal como soy, yo seré salvo? Debo sentir algo, debo hacer algo.”

¡Pero él no podía “sentir” nada, y no podía “hacer” nada! Él era miserable. ¡Qué bueno! Eso es lo que lleva a la persona lejos de sí misma – hacia Jesús ¡el Hijo de Dios!

Spurgeon atravesó una gran tormenta de nieve hacia una iglesia pequeñita. Solamente unas cuantas personas estaban ahí. Hasta el pastor estaba ausente por la terrible tormenta. Un pequeño hombre se puso de pie a dar un sermón de pronto. El hombre simplemente dijo, “Mira a Cristo.” Finalmente, después de toda su batalla y turbulencia interior, el joven Spurgeon hizo eso – ¡él miró a Jesucristo por fe por la primera vez en su vida! Spurgeon dijo, “¡Yo fui salvo por la sangre! ¡Podría haber bailado todo el camino de regreso a casa! ¡Él simplemente miró a Jesús! Es simple, y sin embargo es la más profunda experiencia que un ser humano pueda tener. ¡Esa, mi amigo perdido, es la conversión verdadera!

La Conclusión

No dejes que nada te detenga en tu búsqueda por Cristo en la conversión verdadera. Recuerda que Jesús dijo:

“Si no os volvéis [os convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Como el caractér principal en El Progreso del Peregrino, no te conformes con ninguna “decisión por Cristo” superficial. ¡No! ¡No! Asegúrate de que tu conversión sea verdadera, porque si no eres verdaderamente convertido, “no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Para tener una conversión verdadera:

1. Tienes que llegar al lugar de verdaderamente creer que hay un Dios – un Dios verdadero que condena a los pecadores al Infierno, y lleva a los salvos al cielo cuando mueren.

2. Tienes que saber, en lo más profundo de tu ser, que eres un pecador que ha ofendido a Dios profundamente. Podrás seguir así por un largo tiempo (o puede ser corto para otros). Nuestro diácono Dr. Cagan dijo, “Yo batallé por noches sin sueño por muchos meses después de que Dios se hizo real para mí. Solamente puedo describir este período en mi vida como dos años de agonía mental” (traducción literal de C. L. Cagan, Ph.D., From Darwin to Design, Whitaker House, 2006, p. 41).

3. Tú tienes que saber que no puedes hacer ninguna cosa buena para reconciliarte con un Dios ofendido y airado. Nada que digas, o aprendas, o hagas te puede ayudar para nada. Eso tiene que hacerse claro en tu mente y en tu corazón.

4. Tú tienes que venir a Jesucristo, el Hijo de Dios, para limpieza en Su Sangre. El Dr. Cagan dijo, “Yo puedo acordarme, hasta el exacto par de segundos cuando confié [en Jesús]…Parecía estar de inmediato frente a [Jesús]…Yo definitivamente estaba en la presencia de Jesucristo y Él estaba definitivamente disponible para mí. Por muchos años yo le había deshechado, pese a que Él siempre estuvo ahí para mí, ofreciendome la salvación amorosamente. Pero esa noche yo sabía que había llegado la hora de que yo confiara en Él. Yo sabía que debía venir a Él o apartarme. En ese momento, en solo unos cuantos segundos, yo vine a Jesús. Yo ya no era un incrédulo que confiaba en sí mismo. Yo había confiado en Jesucristo. Yo había creído en Él. Fue así de simple. En ese corto tiempo, en un solo hecho de confiar... yo ‘crucé’ hacia Jesucristo en el evento más importante que puede acontecer en una vida humana – la conversión. Yo había estado huyendo toda mi vida, pero esa noche yo me volví y vine directamente e inmediatamente a Jesucristo” (traducción literal de C. L. Cagan, ibid., p. 19). Esa es la conversión verdadera. ¡Eso es lo que debes experimentar para ser convertido a Jesucristo!


Cristo murió en la Cruz para pagar por tus pecados y reconciliarte con un Dios airado. Cristo resucitó físicamente de los muertos y ascendió de regreso al Cielo, donde ahora Él está sentado a la diestra de Dios orando para que tú seas salvo.

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”
(Colosenses 3:1-2).

¡Mira a Cristo! ¡Mira a Dios el Hijo! ¡Sé lavado de tus pecados por Su Sangre! Como lo puso Joseph Hart,

El momento en que el pecador cree,
Y confía en su Dios crucificado,
Su perdón de una vez el recibe,
La redención completa por Su sangre.
(Traducción de “The Moment a Sinner Believes”
por Joseph Hart, 1712-1768).

Fue eso lo que le sucedió a Spurgeon. Fue eso lo que le sucedió al Dr. Cagan. Y es eso lo que te tiene que suceder a ti. ¡Tienes que tener un encuentro con el Cristo viviente y ser limpiado de tu pecado por Su Sangre que expía todo!

CALCULANDO EL COSTO Y ESFORZANDOSE A ENTRAR

Primero, piensa lo que te sucederá si no te esfuerzas a entrar,
II Tesalonicenses 1:7-8; Romanos 2:16; Juan 8:34; 3:19-20;
Mateo 25:30, 41; Apocalipsis 21:8; Isaías 33:14.

II. Segundo, cómo debes esforzarte a entrar, Romanos 10:17;
Luca 8:18; 11:13; Juan 1:29.


Recuerda que Cristo trataba con el tema de la salvación. Un hombre le dijo: “¿son pocos los que se salvan?” (Lucas 13:23). Jesús entonces se volvió hacia la multitud y les dijo lo que tenían que hacer para ser salvos: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta”. La “puerta angosta” es Cristo Mismo. La palabra “esforzaos” viene de la forma plural de la palabra Griega “agonizōmai.” Danker Bauer
indica que la palabra originalmente tenía qué ver con el esfuerzo en una competición atlética, mas después, en la época del Nuevo Testamento, llegó a usarse para describir pelear y batallar. Fue usada por el Apóstol Pablo en ese sentido cuando dijo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (II Timoteo 4:7).

Así que la palabra “agonizōmai” habla de pelear y batallar – y, en nuestro texto se refiere a pelear y batallar para entrar a Cristo, que es “la puerta angosta”. El Dr. Lenski dijo: “Tenemos el verbo fuerte ‘esforzar’ [agonizesthe] del cual todavía tenemos ‘agonizar’... Tenemos que esforzarnos hasta la ultimo para entrar...Esto es lo opuesto de la indiferencia, de ser...descuidados, o de vivir en seguridad falsa”
Cuando es demasiado tarde, se despiertan y “procuran” entrar y no pueden “tener éxito”...porque la puerta está cerrada. Entonces aquí tenemos los tiempos futuros “procurarán”, “no [podrán] tener éxito”. Ambos señalan al tiempo cuando la puerta estará cerrada...El arrepentimiento...será imposible (R. C. H. Lenski, D.D., ibid., p. 748).

Hay un viejo himno que lo dice todo:

Lo que cuesta sabéis si tu alma perdéis,
¿Aunque el mundo entero ganéis?
Y podría ser que ya cruzaste el lumbral,
¿Lo que cuesta, lo que cuesta sabéis?

El Domingo pasado en la noche te mostré contra lo que debes batallar para entrar a Cristo – tienes que batallar contra Satanás, tienes que batallar contra tu propia naturaleza depravada – contra tu orgullo y tu indisposición de someterte a Cristo. El Dr. Martín Lloyd-Jones dijo: “Ningún hombre jamás se hizo Cristiano sin parar a verse a si mismo”

Te pregunto: ¿Te has visto alguna vez como un pecador condenado? ¿Has encarado alguna vez el asunto de tu rebelión contra Cristo? ¿Te has admitido a ti mismo que piensas que sabes más de esto que Él? ¿Te has admitido a ti mismo que eres rebelde contra Él, que lo has desechado, y despreciado Su amor, y lo has empujado todos estos meses y años? ¿Le has admitido todo eso a Él – y a ti mismo? Si no, quizá nunca entrarás a El, quizá nunca serás convertido, quizá nunca pasarás más allá de solamente estar “aprendiendo, y nunca [poder] llegar al conocimiento de la verdad” (II Timoteo 3:7).

El pecado es la acción suicida de la voluntad humana. Al hombre no se le fuerza a matarse a sí mismo; pero lo hace, no puede traerse a vida de regreso. Al hombre no se le fuerza a pecar, pero lo hace, se puede regresarse a donde estaba antes de pecar. No puede volver a la inocencia. [El se vuelve como esclavo del pecado]. “todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” dijo Cristo:

“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:19-20).


La Biblia dice:
“Los cobardes e incrédulos... y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
¡Piensa, piensa! ¡Piensa en lo que te pasará si no obedeces el mandamiento de Cristo!

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24).

“¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?” (Isaías 33:14).

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24).
Ah, alma, ¿no te escaparás de estos horrores? No sin sbatallar para entrar – ¡no sin batallar y pelear, no sin pelear, con todo tu vigor y toda la fuerza para entrar a Cristo!

“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24).

Segundo, cómo debes esforzarte a entrar.

¡Un hombre en su estado natural tiene que esforzarse para tener convicción de pecado, para sentir su naturaleza pecaminosa – para conocer su necesidad de la salvación! Pero, ¿cómo puede un hombre natural prepararse? El Dr. Shedd dio tres “deberes” que debe llevar a cabo – con celo, con esfuerzo, con intensidad:

1. Leyendo y escuchando la Palabra de Dios. “La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). El Catecismo de Westminster Más Grande dice: “El Espíritu de Dios vuelve la lectura, pero sobre todo la predicación de la palabra, medios eficaces de iluminación, convenciendo, y humillando pecadores, alejándolos de sí mismos y atrayéndolos a Cristo”.

2. Seria aplicación de la mente y el examen de la verdad con el fin de comprender y sentir su fuerza. “Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará” (Lucas 8:18). John Owen dijo: “Si los hombres fueran tan intensos en las cosas espirituales como los son en las cosas [de la vida regular] sería muy diferente con ellos.” El uso de estos medios de convicción tiende a producir una sensación de los requisitos de la ley y el fracaso para obedecerlos, y el traer el alma perdida bajo convicción de pecado.

3. La Oración por la obra del Espíritu Santo en la convicción de pecado. “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). Ora para que el Espíritu de Dios te convenza de pecado hasta que tu corazón se ablande y tu mente se llene de horror ante el pensamiento de tu pecado – y tu necesidad de Cristo para salvarte. (Abreviado de Shedd, ibid., página 774).
“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:24).

¡Cántala una vez más!

Lo que cuesta sabéis si tu alma perdéis,
¿Aunque el mundo entero ganéis?
Y podría ser que ya cruzaste el lumbral,
¿Lo que cuesta, lo que cuesta sabéis?

Oro que seas convencido de pecado y que Dios te atraiga a Jesús, “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Amén.

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

jueves, 10 de junio de 2010

MANIFESTACIONES RARAS EN LAS IGLESIAS DEL AVIVAMIENTO






Existen algunas manifestaciones EXTRAÑAS en las Iglesias de corte Carismatico por cuanto estan pervirtiendo el EVANGELIO, no es de extrañarse que estas manifestaciones salgan aflote en estos ultimos tiempos que no son precisamente de avivamiento sino de APOSTASIA (Abandono de la fe)

Cuidemonos de no caer en algunas de estas iglesias.

Jesucristo dijo: Mirad que nadie os engaeñe.

Que todo se haga segun el puro afecto de su VOLUNTAD.

Porque de Èl es el reino, y el poder y la gloria, por los siglos.

AMEN.