Romanos 16:17-20
Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos. 18 Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos. 19 Porque la noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por vosotros, pero quiero que seáis sabios para lo bueno e inocentes para lo malo. 20 Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros
Me recuerdo hablando con un sabio líder de una gran organización misionera acerca de la fidelidad doctrinal, él dijo algo más o menos así: “Es crucial, y por tanto es unidad. Algunas personas enfatizan una, algunas enfatizan otras. Nuestra organización está compuesta por dos tipos de personas: Los jóvenes de la pureza y los jóvenes de la unidad”. Los jóvenes de la unidad, enfatizan naturalmente la belleza de las relaciones interpersonales y tienden a descuidar el énfasis de la verdad. Los jóvenes de la pureza, enfatizan naturalmente la belleza de la verdad y tienden a descuidar el énfasis en las relaciones interpersonales.
De hecho, probablemente usted podría clasificar a las personas, las iglesias, las denominaciones, las instituciones, y los movimientos en la iglesia evangélica de hoy (incluso en la sociedad en general) según estas posiciones: Están los que enfatizan la pureza doctrinal, y están aquellos que enfatizan la unidad en las relaciones interpersonales.
Amando a las Personas y Amando la Verdad
Espero que se sientan incómodos con esta descripción. Un buen impulso dentro de ustedes podría estar diciendo ahora mismo: “¿Tenemos que escoger? ¿No pueden ser ambas? ¿Acaso no puede usted amar la verdad y amar a las personas?”. De hecho, el impulso sería más bíblico si pensaran: “Ni siquiera creo que pueda amar a las personas si no ama a la verdad. ¿Cómo puede hacer lo que es realmente bueno por las personas si no tiene ninguna enérgica convicción acerca de lo que realmente es bueno?”.
Y sin embargo, no podemos escapar de la realidad de que las personas en las iglesias, denominaciones, escuelas, y aún en períodos completos de la historia se inclinan hacia un lado o al otro. Creo que el período de la historia que vivimos no es un momento en que sea fácil amar la verdad. La crítica más común, si está firme en cuanto a una verdad importante, y sugiere por esa postura que otros deberían creerla, es que usted es arrogante, lo opuesto a ser amoroso (1ra a los Corintios 13:4), y por tanto está socavando las relaciones interpersonales.
Para muchos pensadores de hoy, el único sendero hacia las relaciones pacíficas en un mundo pluralista es la senda en que no hay una verdad que merezca la aprobación de todos. Casi parece tener sentido. Si nadie dice que lo que cree requiere la aprobación de todos, entonces podemos vivir juntos en paz. ¿No es cierto? Así que el pluralismo pacífico y la disminución de la importancia de la verdad van de la mano.
Pero no funciona así. Cuando no hay una verdad que merezca la aprobación de todos, el único árbitro entre nuestros deseos opuestos es el poder. Donde la verdad no define lo que es correcto, el poder lo hace. Y donde el poder define lo que es correcto, los débiles pagan con sus vidas. Cuando el clamor universal por la verdad desaparece, lo que se recibe no es el pluralismo pacífico o las amorosas relaciones interpersonales; lo que recibe son campos de concentración y gulags.[1]
Pureza por el Bien de la Unidad
Quiero que lo vean en la Biblia –y lo sientan en sus huesos- la importancia de ser unos jóvenes puros con el fin de ser jóvenes en pro de la unidad. Quiero que vean y sientan cuán fuera de entorno está este texto en la actual cultura occidental. Éste ilustra una manera de pensar y vivir que la mayoría de nuestros compatriotas norteamericanos considerarían ofensivo, poco amoroso, fundamentalista, y anticuado. Es fundamentalmente un texto que resalta la pureza –un texto que llama a la vigilancia en las materias de la verdad y la doctrina. Pero no es solo eso, es también, de manera chocante, un texto que resalta la unidad. El objetivo de estar alertas por una buena enseñanza es evitar minimizar a Cristo y evitar la auto-exaltación que nos puede dividir.
Así que mi esperanza al predicar a partir de los versos 17 y 18 es que usted sea liberado de cualquier ceguera o cautiverio en este período en que vivimos y que minimiza el valor de la verdad. Y oro así, porque debido a esta libertad, usted podrá conocer lo que es amar a sus adversarios y tendrá el refrescante poder del evangelio para engrandecer a Cristo al mostrar ese amor.
Leamos nuevamente Romanos 16:17-18:
Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos. 18 Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos.
El verso 17 da dos órdenes que parecen contradictorias, pero están relacionadas por una frase que muestra por qué no son contradictorias. Y el verso 18 da dos razones por las que estas dos órdenes son tan cruciales. Veamos primeramente las órdenes en el verso 17.
Que Vigiléis a Los Que Causan Disensiones
La primera orden en el verso 17 es vigilar a aquellos que causan divisiones y crean obstáculos o piedras de tropiezo: “Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos”. Por tanto, está claro según este mandamiento que a Pablo le interesa la unidad. Quiere promover la unidad. Que vigiléis a los que causan disensiones. Son enemigos de la unidad. Vigílenles, no quiero que tengan ese efecto en ustedes.
Que os Apartéis de Ellos
El segundo mandamiento en el verso 17 es que nos apartemos de estas personas. Vea la última frase en el verso: “que os apartéis de ellos”. Manténganse alejados de ellos. Ahora, la razón por la que digo que estos dos mandamientos suenan contradictorios es que el primero está dirigido a satisfacer una pasión por la unidad: Que vigiléis a los que causan disensiones. Y la segunda es, de hecho, un llamado a la división. Cuando descubras a una persona que causa divisiones, sepárate de ella. Apártate de ella.
La Línea Divisora de la Enseñanza
¿Qué relación existe entonces entre estos dos mandamientos que nos ayude a ver que no son verdaderamente contradictorios? Es la referencia que hace Pablo a la enseñanza. Verso 17: “Y os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis”. El asunto aquí no es el mismo que aparece en el capítulo 14 donde Pablo está lidiando con convicciones diferentes acerca de cuestiones que no son esenciales. Allí dijo, en el verso 5, “Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir”. En el capítulo 14 no se habla nada acerca de apartarse de las personas. Toda la idea era ayudar a los cristianos débiles y a los fuertes a vivir juntos en entendimiento y respeto mutuo.
Pero ahora, aquí en Romanos 16:17, el enfoque es dramáticamente diferente. Aquí Pablo dice: apártense de ellos, sepárense de ellos. ¿Por qué? Porque están promoviendo una doctrina contraria a lo que habían aprendido. Ahora, la respuesta de Pablo pudiera haber sido: Bien, nadie tiene toda la verdad, y cada persona tiene un fragmento de ella, y la unidad es más importante que la verdad, por tanto no se separen. Y nosotros diríamos: Ese deseo no es del todo malo ¿no es cierto? La unidad es algo bueno. Pablo está interesado en ella, su primer mandamiento es: vigilar a los que causan disensiones.
La División Establecida Sobre la Verdad, por el bien de la Unidad Establecida Sobre la Verdad
Pero esa no es la manera en que respondió a esta situación. En lugar de eso, por el bien de la unidad (entiéndase: la unidad establecida sobre la verdad) Pablo hace un llamado a la división establecida sobre la verdad. Apártense de ellos. No sé de qué manera podría Pablo ser más claro al mostrar cómo relacionaba la enseñanza con la unidad. Para Pablo, la enseñanza o doctrina es la base de la unidad. Sin la enseñanza común que habían aprendido, la unidad no hubiera sido unidad cristiana. Por eso él está dispuesto a convocar a la desunión establecida sobre la verdad (apártense de ellos, sepárense de ellos) por amor a la unidad establecida sobre la verdad.
En otras palabras, para Pablo, cuando una persona se separa de la enseñanza que los apóstoles han dado, la amenaza es mayor que la desunión causada por la separación de esas personas. Si decimos: ¿cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser que separarnos de un falso maestro que se ha levantado en la iglesia promueva la unidad dentro de la misma iglesia? La respuesta es que la única unidad que cuenta para la iglesia es la que tiene sus raíces en la enseñanza común de los apóstoles. Aislar a los falsos maestros –evitarlos- es la estrategia de Pablo para preservar la unidad que está basada en la verdadera enseñanza.
El Gozo en la Verdad es Primordial
Hagamos ahora una pausa aquí antes de buscar en el verso 18, las razones por las que estos mandamientos existen. Quiero hacer una aclaración acerca de estos dos mandamientos y la enseñanza que los interrelaciona.
Primero, en relación al mandamiento de “que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis”, es posible que nos vayamos a los extremos. Tengo dudas, aun cuando lo digo, ya que no creo que esta sea la tentación de la mayoría de los cristianos de hoy. Pero es posible, y existen iglesias y personas que se van a los extremos.
Lo que quiero decir es que se obsesionan tanto con la detección de errores doctrinales que pierden la habilidad de regocijarse en la verdad doctrinal. Son como perros que son tan bien entrenados para oler las drogas en el aeropuerto que aun cuando están fuera de servicio saludan a todos de esa manera. Eso no contribuye a crear una atmósfera muy agradable.
El libro de los Romanos no comete este error. Periódicamente Pablo advierte contra los errores doctrinales o éticos. Sin embargo, la mayor parte de Romanos es una gloriosa demostración de la obra de Cristo por nosotros y en nosotros. Pidamos, por tanto, al Señor que nos ayude a mantener el equilibrio en esa misma posición. Esto es lo que debemos: “que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis”. Pero esto no es lo más importante que haremos. Vigilar el error es necesario, pero regocijarnos en la verdad es primordial.
Existe un Cuerpo de Doctrinas Definido
Segundo, con relación a la enseñanza o doctrina, no pierda de vista lo que es obvio: Existe un cuerpo doctrinal contra el que nadie puede ir. Verso 17: “que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis”. Existe una enseñanza convencional. Existe algo de lo que no nos podemos separar. Pablo se refiere a ello de muchas maneras. En Romanos 6:17, lo llama forma de doctrina: “os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de doctrina a la que fuisteis entregados”. En 2da a Timoteo 1:13-14, la norma de las palabras sanas y el tesoro: “Retén la norma de las palabras sanas que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús. 14 Guarda, mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el tesoro que te ha sido encomendado”. En Hechos 20:27, lo llama todo el propósito de Dios: “pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios”
Así que existe un cuerpo, o norma, o forma de la doctrina escuchada. El peligro aquí es, por supuesto, que no debemos añadirle a esta categoría todas las opiniones que existen sobre cientos de versos bíblicos, para que no haya ningún desacuerdo (vea Filipenses 3:15). La norma de las palabras sanas sería un fiel resumen de las verdades bíblicas esenciales determinadas por el grado de importancia en que expresan y preservan la historia de la redención, la naturaleza y condición del hombre, la naturaleza y obra de Cristo, la naturaleza y obra del Espíritu Santo, y la naturaleza y obra de Dios el Padre. Uno de los mayores retos en la búsqueda de la unidad es decidir qué pertenece a este cuerpo de doctrina cuando Pablo dice que si alguien se separa de él, debemos apartarnos de esa persona. Esto ha sido parte del trabajo de nuestros ancianos en el último año con referencia a la cuestión del bautismo. Y es en lo que todavía trabajamos.
Deje Espacio para Amar al Enemigo
Tercero, en relación al segundo mandamiento al final del verso 17 (que os apartéis de ellos), necesitamos estar seguros de dejar espacio para obedecer la enseñanza de Romanos 12 que dice que debemos “Bendecid a los que os persiguen” (v.14), y, “Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres” (v.18), y así sucesivamente.
Apartarnos de alguien no significa: dejar de amarle, o dejar de orar por él, ni siquiera dejar de hablarle. Cuando Pedro actuó de manera contraria al evangelio en Gálatas 2, Pablo no se apartó de él en primera instancia. Primero le confrontó con el objetivo de traerle de vuelta. Este tipo de contacto no está prohibido, lo que Pablo manda aquí con las palabras apartéis de ellos, no es eliminar todo contacto, sino el tipo de contacto que da a entender que la vida puede continuar como de costumbre. No puede. Si usted como un cristiano profesante, persiste en alejarse de la doctrina que enseñaron los apóstoles, simplemente no podemos pasar el tiempo juntos como antes.
Los Falsos Maestros Parecen Agradables
Esto nos lleva finalmente al verso 18 y a las dos razones que Pablo da para explicar por qué la vigilancia de la enseñanza es tan importante. Verso 18: “Porque los tales [las personas que se apartan de la doctrina] son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos”
Tomemos el primeramente la segunda razón. Verso 18b: “por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos”. La palabra usada para ‘lisonjeras’ es simplemente ‘bendiciones’, y palabras suaves no significa necesariamente evidentemente resbaladizas. Significa simplemente placenteras y plausibles. Así que la razón por la que debemos ser tan vigilantes con relación a la enseñanza bíblica es que aquellos que se alejan de ella envuelven a los ingenuos con discursos placenteros y plausibles que se parecen ser una bendición. Los falsos maestros no obtienen seguidores siendo ásperos y rudos, obtienen seguidores siendo agradables.
Tomemos dos ejemplos de la historia: Arrio (336 d.C.) y Socino (1604 d.C.) quienes negaron la deidad de Cristo. Parker Williamson describe a Arrio de esta manera: Éste era un compañero brillante, enérgico y atractivo, del tipo de ciudadanos que cualquier Club Rotary[2] recibiría con agrado. Cantaba canciones de marineros en las cantinas del muelle y enseñaba historias de la de Biblia a los fieles del miércoles en la noche, era un hombre inmensamente popular. Su historia nos recuerda que la herejía no nos golpea para que le creamos, nos seduce. (Parker T. Williamson, Standing Firm: Reclaiming the Chastain Faith in Times of Controversy [Lenoir, North Carolina: PLC Publications, 1996] p.31).[3] Y otro escritor describe a Socino de esta manera: Era un caballero. Su moral era irreprensible y se distinguía a sí mismo por su cortesía incondicional. Su cortesía incondicional era admirable en un tiempo en que aun los grandes líderes protestantes, Lutero y Calvino utilizaban el lenguaje callejero vulgar cuando argüían con sus oponentes. Esto significa que rara vez será popular resistir a los falsos maestros en la iglesia, porque casi siempre son vistos como quienes traen bendiciones y hablan palabras de atractivas. Son caballeros, y Pablo dice que los inocentes son arrastrados por ellos. Por eso dice: Vigílenlos y apártense de ellos.
Los Falsos Maestros son Esclavos de Sus Propios Apetitos
La otra razón por la que la vigilancia de la enseñanza es tan importante, según Pablo (v.18a) es porque “los tales [los falsos maestros] son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos” –literalmente: de sus propios estómagos. En otras palabras, el asunto de la falsa enseñanza no es solo un error intelectual. Detrás de los discursos plausibles y las suaves y caballerosas maneras está la idolatría, y el ídolo es el estómago –el apetito por la comida, el sexo, o la aprobación humana. Detrás de una seria enseñanza falsa casi siempre encontraremos, no solo errores intelectuales, sino pasiones mundanas esclavizando la mente.
Que Vigiléis
Así que cierro con un llamado a vigilar. Vigilen a los que hablan suave, que pastorean inmensas iglesias, escriben muchos libros, dirigen grandes ministerios, y no aprecian claramente todo el propósito de Dios por encima de sus bienes terrenales.
Por John Piper Sobre Falsa Enseñanza
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